Llevar el coche sucio aumenta el riesgo de sufrir un accidente

Llevar el coche sucio aumenta el riesgo de sufrir un accidente

Limpiar nuestro vehículo es una de esas acciones que tanta pereza dan y que solemos retrasar hasta que ya no se puede demorar más (y que terminamos haciendo en un hueco durante el fin de semana). Sin embargo, un estudio realizado por Alvatowash pone de manifiesto que llevar el coche sucio aumenta las posibilidades de sufrir un accidente. Y no es solo por el disgusto que nos podamos llevar porque esta suciedad dañe la pintura de la carrocería.

El primero de los peligros lo encontramos en las lunas. La suciedad nos resta visibilidad. Esto nos impedirá reaccionar como corresponde ante incidencias inesperadas de la carretera. Y eso por no hablar de los reflejos que nos produce en determinados momentos del día, como cuando el sol está bajo, que al sumarse al polvo, los bichos acumulados en la luna o las cagadas acumuladas, nos puede impedir ver qué tenemos delante de nosotros.

Todos los peligros de llevar el coche sucio

coche sucio

En este mismo sentido podemos hablar de los retrovisores, tanto los laterales como el interior. Suficientes puntos ciegos tiene un coche estructuralmente como para sumar nosotros otros nuevos por la suciedad de los elementos que nos ayudan a conocer qué sucede a nuestro alrededor. Esta suciedad nos puede llevar a no ver correctamente la presencia de un vehículo cerca nuestra o a no ser conscientes de la velocidad a la que se nos acerca.

Y el tercer elemento de fundamental es la iluminación. Si los faros están sucios, no proyectarán la luz como corresponde, pueden dejar zonas oscuras delante del vehículo y pueden provocar destellos a aquellos con los que nos vayamos a cruzar.

Limpieza interior

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Un conductor debe ir cómodo al volante y la suciedad influye negativamente en este sentido. El que los plásticos estén sucios y que haya elementos sueltos por el habitáculo tirados en los asientos o el suelo puede distraer al conductor. Aunque la palma se la llevan las alfombrillas. Si están sucias o rotas, el punto de apoyo de nuestro calzado puede variar. Así se nos puede escurrir el pie y no acelerar como esperamos o, lo que es peor, no frenar como pretendíamos.

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